La elegía es tal vez mi género favorito. Y tú has compuesto una de las más conmovedoras… después de Ovidio, con perdón a otros elegíacos.
Es tan conmovedor, triste, que sacude el alma. Sientes que las lagrimas de la soledad asoman por ventanas vacías, el eco de palabras no dichas que se pierden en calles abandonadas en el olvido. Como siempre quiero confesarte mi admiración por tus emotivos poemas. Te envío un abrazo con mis respetos
Gracias, Varimar! Otro abrazo para ti.
Muy buen y dramático poema a una realidad que ha invadido y sigue invadiendo muchos de los pueblos y parajes mas bonitos de nuestro país. Enhorabuena Maria. Un abrazo.
Muchas gracias, José! Me gusta encontrarte entre mis escritos, amigo.
Esa diáspora no cesa…
Un abrazo fuerte.
Se palpa en cada verso una muerte lenta y viva que impresiona… Tiene además un toque de realismo mágico fascinante…
…
Es un poema fantástico, amiga…
Gracias, amiga! Es un poema rescatado del olvido…
Abrazo fuerte!!
Me viene a la mente mi Extremadura, la gran olvidada (por no decir repudiada) de España. Y tantas otras zonas de Castilla… Es desolador.
Gracias por tus versos María
Cierto lo que dices! Pues yo también soy extremeña, de un pueblecito de Badajoz, aunque llevo muchos años en Huelva.
Una duda, tú estuviste en el antiguo Poémame? No te recuerdo con ese nombre…
Saludos, compañero, nos leeremos, paisano.
Anda! ¿De que zona? Yo soy de los Barros. Si, estuve en el antiguo coln igual nombre, sólo que voy y vengo en el tiempo…
, además de casi llorar, reír; querer haber estado allí, haber guardado algo de lo que viste derretirse; hacer otro pasaje hasta ese olvido; quizás tú misma nos lo regreses otra vez…
Gracias por tu efusividad!!
Me alegro que te guste. Abrazos, Deisak!
Descarnar un mundo vívido en los recuerdos, a la vez queda en la retina para contar.
saludos @mariaprieto, María.
Gracias por leerlo, amigo. En el recuerdo y el olvido va quedando…
Abrazos, Martín!
Maravilloso. Besitos.
Gracias, Sin!!
De nuevo sobran las palabras, compañera.
A veces los recuerdos más hermosos, vagan por las sombras del recuerdo, en orillas de soledad compartida.
Caminos… que no volveremos a recorrer, de la mano de aquella mano transparente y franca, que acariciaba y se dejaba acariciar, en el jardín remoto de un deseo bisoño.
Por las calles del olvido… siempre habrá una esquina desaliñada y escondida, que a la vuelta… nos vuelva a trasladar siquiera entre las sombras del tiempo, a aquellos muros, a aquel camino, a aquellas manos que nos acariciaban y se dejaban acariciar sin malicia, en un rincón remoto, que solo conocíamos los dos…
Para llegar a mi presente y al futuro que espero con el recelo propio del otoño terminal, tuve que pasar por aquel camino y encontrarme aquellas manos, que hoy me hacen comprender y valorar, la tersura y la seguridad de otros dedos que se aunan a los míos, para seguir aferrándonos a una vida, que como el arroyo que seguramente sigue fluyendo en tu Alquería de Las Hurdes, en Cáceres, transcurre dejando atrás aguas postreras que saciaron la sed de tantas bocas, hoy calladas, pero explícitas, en las paredes del tiempo.
Alguien me dice que mi poema y seguramente el tuyo… son “tristes”.
Para nada María… A veces los recuerdos más hermosos, vagan por las sombras del recuerdo, en orillas de soledad compartida.
Toda una hermosura tu comentario!!
Estoy contigo…no son tristes estos recuerdos…
Te lo envié porque sabía que te gustaría leerlo! Abrazos fuertes!
Precioso Maria. Cuantos años hace que no veo balcones con panochas. Mi padre era de un pueblo de Soria al que volví treinta años más tarde de la última vez. Al regresar quise escribir la experiencia de esta visita.
Me ha encantado la narración de tus sensaciones.
Gracias! En esa alquería de la foto en las Hurdes solo quedaban tres vecinos, mayores ya.
Que tengas buena semana!