Arde la tarde en su espiral
con un sopor de bronce
en llamaradas vivas.
El verano se distiende
y sabe a plomo.
Se masca
su densidad terrosa
de muro vacío,
de arena caliente.
La calle, parada y muda,
se asienta y dormita
sobre su superficie,
sin pasos que resuenen
bajo la órbita de un sol
poderoso e inclemente.
Su luz, anestesiada aún,
atraviesa ventanales
de traslúcidos cristales,
de madera corroída
por el tiempo y la solana.
En las sombras escuálidas
las columnas vertebrales
del silencio
se levantan despacio,
amortiguadas,
y hay una extraña laxitud
que va muriendo en cada esquina…
a golpe de calor, a golpe de calor.
Instantes de bochorno
que chorrean por las fachadas.
La siesta que cabalga
sin jinete alguno
por los bordes ardientes
de aceras que reverberan
en el filo de esta tarde
abúlica y soñolienta,
donde las soledades
se licúan en el aire.
Infiernos tórridos de sudor,
llamaradas de lo ausente.
Y yo,
sólo respiro…sopor.
Sólo el maldito calor,
este maldito calor interior
de calle abandonada
a su suerte.
Vaharadas de fuego
inundándolo todo…
hasta la cal,
hasta la sed,
hasta el dolor,
hasta tu piel
…hasta mis ojos.
Desolación
y este maldito calor…que me circunda.
…
"Bochornoso calor que enerva y rinde,
si se cierne en la altura la tormenta,
tornara el aire irrespirable y denso.
Y el alma ansiosa y anhelante el pecho."
(Rosalía de Castro)
Julio 2023
Mi foto: Capileira. Alpujarras. Granada.