Sobrevivo…a la rapsodia de las horas
que se caen del pentagrama de la tarde
en cornisas de cemento y de tristeza
de los días idos para siempre.
Sobrevivo a los pasos silenciados
en caminos embarrados.
A la noche fragmentada
en un aria de estrellas mortecinas.
A la mañana detenida en el ángulo muerto
de cualquier esquina…
Sobrevivo a los violines
de mi sombra que me sigue
en aceras de rosas empolvadas
que crujen levemente su dolor de espina seca,
como un réquiem…en mitad de la avenida.
Sobrevivo a las mañanas
de clarines y de fuego
con olor de pólvora y metralla.
Sobrevivo a los restos del saqueo
acumulado entre mis huesos y mi espalda.
Sobrevivo a la planicie y al desierto
en la frontera de tu ausencia,
a esa fuga en la corriente de la vida
que deseca la memoria y me remueve
en mis frágiles cimientos.
Sobrevivo a este cielo de banderas
incoloras, desgastadas por el sol y la intemperie.
A los acordes de volcanes apagados,
sobrevivo a lo gris de su miseria
de ceniza, de rescoldos aún calientes.
Sobrevivo en un concierto de cristales
que me hieren la mirada,
en el rastro perdido de mi nombre
cuando el viento golpea en mi ventana
y crece el miedo y las ganas de llorar.
Sobrevivo en un poema carcomido
por el tiempo.
Con la nada instalada en el filo
del insomnio…
con la noche buceando por debajo
del crepúsculo…
con el blues desesperado de estas letras…
que no puedo terminar…
Que versos más impactantes, más llenos de vitalidad a pesar de sus sombras, vivir a pesar de…, me trasmiten esa fuerza y coraje necesario para continuar en este viaje, llamado vida, muy intenso amiga!!!
Gracias, amiga! Ese último verso de la estrofa que escogiste, es demasiado real…la espalda que de pronto se rebela…llevo unos días!!
Un beso fuerte!! Feliz domingo, guapa!
Tu poema es un derroche de lirismo además de una lección de vida.
Todos somos supervivientes,aunque unos más que otros,pero solo porque algunos no lo saben.
Todo el poema es una delicia,pero los versos que destaco al principio me llegaron un poquito más hondo.