Convertimos en verdad
la mentira más breve y hermosa,
caminamos cerca del mar
como si todo fuese para siempre,
buscamos perder el frío
en la mirada limpia de la noche.
Llovía, pero abriste la ventana
para decirme que la luna
tiene una música azul
que se va adentrando en la sangre.
Fue una madrugada feliz.
Pero un verano gris
me tiraste,
me cambiaste,
me olvidaste
lo mismo que se olvidan
unos zapatos gastados,
y las luces de las casas vacías
me recordaron a mi vida.
Ahora, un viento oscuro te coloca
delante de mis ojos mojados
igual que el agua turbia de las aceras;
quieres que te abra la puerta
y recoja los cristales de tu cielo caído.
Me quedó, como en suspiro, aquel puñado de tus versos que habla del mar con una mirada que le limpia el frío y la noche, y de aquella luna que tiene música azul.
Muchas gracias por compartir.