Si el reclamo te devolviera la tranquilidad y serenidad,
por supuesto como solución, con un reclamo
me devolvería al sitio que pertenezco,
al seno de mi morada el que por derecha me corresponde,
¿pero todo esto de que sirve, ¡de nada!?
pues pensar en el reclamo aún más me rompe,
porque pareciera que no hay nada más,
cuando miro el horizonte desolado
sin nada que me pueda devolver a ese lugar,
donde considero debo estar, que por regla me pertenece
allá en el corazón de mis hijos y a su lado yo como regocijo,
levantando como guía la construcción de sus vidas cada día.
Destruida me siento… veo un cuadro, vacío y oscuro,
realmente no veo horizonte, es que no veo ni futuro,
todo está empañado, como madre soy el camino,
entonces debo o debiera con certeza saber qué rumbo tomar,
disque como sostén del hogar, saber para donde continuar…
he perdido el rumbo de mi vida, y así mismo desprovista me hallo
de las vidas que supuestamente debieran estar en mis manos.
Mi panorama incierto, que consternación decirlo,
que como madre no sepa ni para dónde agarrar camino,
entonces me devano pensando como los actos
de un fulano llamado alguien, alentado por sus miedos y los míos
lo han crecido, convertido pues en cola de león o tal vez cabeza de ratón
que para el caso es lo mismo, sus actos logran ser más grandes
que mi propio ser, achicopalándome en la esquina de los objetos perdidos
en la sección de las madres que resignadas yacen en detrimento,
con sus alas cercenadas han dejado tirada, recalculo y observo
y de mis establecidos proyectos veo se diluyen como azúcar en el agua,
voy perdiendo la vida, entonces donde está mi fuerza, mi energía,
mi fe, mi horizonte, mi hogar, mis anhelos, mis hijos,
y hasta mis perros, la riqueza hecha agua, que he perdiendo todo,
porque hasta la dignidad y la esperanza refundidas se hallan
levanto mi frente mirando hacia atrás
la estela me muestra que es el camino que he elegido,
…que disque no llore me han dicho…
¡pero déjame llorar, mientras las rodillas me limpio!
pues que una madre no tiene derecho a recostarse en el fracaso,
al tiempo que me desahogo tomo nuevamente fuerzas
y como guerrera una vez más me limpio la cara y me levanto.
