Y… ¿quién diría que soy lluvia
en estas calles mojadas?
Y… ¿quién diría de mí
que soy momento
de la tarde en la tormenta
y gotas sobre el río?
¿Quién diría
que hay sombras
en el agua y niebla
en los resquicios
del inmenso estuario
donde el Tajo va a morir?
Muere sin grito ya
en la noche atlántica.
¿Quién diría
que soy silencio
en estas rúas mojadas?
Quién lo diría…
si la música del viento
estremece mis horas.
Que de ti, saudade tengo…
En qué lugar, en dónde,
se acaba el infinito
y no somos eternos.
¿Quién lo diría?
(Una lluvia fina
lloraba y resbalaba
por los azules azulejos
de las hermosas
fachadas de Lisboa)
Era por otoño y no te encontraba.
E uma melancolia profunda
instalou-se no meu espírito.
¿Quién diría
que ya no iba a volver…?
(Vibraba un fado de Mariza
por las cuestas empinadas
de la vieja Alfama)
Y ya no había ni rastro
de Pessoa
por esas calles solas.
¿Quién diría
que ya no iba a volver
en su busca…
a la hermosa Lisboa?
…Fui lluvia fina
derramando su llanto
y su desasosiego
en el inmenso estuario.
…Era noviembre y las lágrimas
iban muriendo lentamente
en las aguas frías del Atlántico.
“Quien vive como yo no muere: se acaba, se marchita, se desvegeta. El sitio donde estuvo sigue sin él estar allí, la calle por donde caminaba sigue sin que él sea visto en ella, la casa que habitaba es habitada por no él.” (Fernando Pessoa)
Agosto 2020
Foto de mi autoría: Vista de Lisboa desde el elevador de Santa Justa.