Hoy 3 de octubre
es el día de mi cumpleaños
¡feliz! hoy de costumbre
al levantarme tempano.
Esta mañana
ya en la alborada,
la vida me tenía listo,
aquel… el que es mi vestido,
el que me representa
en la alacena…
de la vida y el camino,
éste… el ya recorrido,
el que corresponde
ponerme entonces,
que representa lo ya vivido,
y entonces es así…
como puesto ya está.
Por supuesto para celebrar
con ahínco, mis 52 abriles,
pues es que ya los tengo puestos,
sin más ni más me deleito,
y me invito a seguir aprendiendo
evolucionando, trascendiendo,
mientras voy disfrutando…
por ello, comparto el día de mi santo
y para que más… sino para recibir,
mas halagos de los esperados
o que no importe,
si ninguno recibo,
que no es más mi objetivo,
pues mientras antes
sumida me reprimía,
y entristecía en mi soledad,
esperando encontrar felicidad,
en el reconocimiento de los demás,
con el deseo que esta gran luz
marcada en el calendario,
recordaran con tal precisión
tanto como estremecía mi corazón;
entregando en demasía la importancia,
pues que en los demás reposara o no,
dejando al sostén de sus prioridades,
y se diera bajo la premisa
de que su memoria resaltara;
mas entre sus prioridades
se refundía el presunto festejo,
embolataba pues mi felicidad hallábase,
mientras que el ego plantado
con gigantes vendavales cargados…
de minas que me avasallaban,
entonces construía sus magnas obras,
en desgracias que enmarañan
el corazón y el alma…
reprimiendo más y más,
y en el dolor la vida sumiendo,
entristecida porque los saludos
que esperaba nunca llegaron,
guardados, optimistas reposaron
en el anaquel de los olvidados,
algo banal que se convertía
en la razón de mis desdichas
tristezas, y decepciones…
desgaste innecesario…
entonces hoy celebro
y para librarme de eso
virilizo el día de mi cumpleaños
venciendo esos miedos,
los de las conversaciones malsanas,
que ya tienen tiempo de venir marchando;
por supuesto que nada malo pasa
y por el contrario todo bueno
cuando al mirarme en el espejo
celebro con el orgullo perfecto
de lo que los años reflejan
con beneplácito en mi dulce rostro,
segura del amor de Dios en mis ojos,
porque la vanidad hoy va por dentro
y su alimento se vierte de adentro hacia afuera.