Se apuntalan los instantes sobre el día y los fantasmas huyen, para no ver una lágrima. Queremos descansar en otra esquina y nos quedamos divisando un lucero, viendo cómo florecen los geranios y las dalias. Te he visto muchas veces llegar y refugiarte de tanto desamor irremediable, cuando la luz tercamente escondida, se posa en las paredes de la casa. Recuerdo esa vez que preguntabas si el amor es simplemente un comienzo agazapado entre finales y te miré a los ojos buscando respuesta en los imperturbables azules de tu cielo.
¿Qué quieres que te diga, si en las noches me encuentras leyendo un libro y rasgando el calendario? – El amor se acaba como todas las cosas que se gastan y va cayendo en los bolsillos oxidados de algún traje.- ¿Acaso crees que el universo entrará en razón, con la respuesta? -El amor llega y se despide cuando quiere y es como el viento, que siempre viaja remontando estrellas.
Es tan triste, cuando todo se acaba sin razón, ¿en qué momento se acaba el amor? toma su camino sin rumbo fijo, sin brájula, con un destino incierto, se acaba todo: (si me permites, este es del poema que escribí en estos días)
“Las palabras se esfumaron
en el aroma de un café.”
Muy bueno, real y doloroso. Abrazos
Tite Curet Alonso solía decir: «los boleros se escriben cuando el amor comienza o cuando el amor termina» yo confieso que esa frase me causó desilusión, porqué a mí me parece que el amor nunca termina ni nunca empieza, —siempre está allí, —esperando reorientarse, después de una desviación, me parece imposible que una persona pueda decir: !ya no amo más¡ Sin asegurarse de cumplir esa sentencia, porque el amor siempre vuelve como una penitencia. Gracias por tan profundo creación lucía…