No abandones
al arbitrio
el acervo
de tu alma;
ponte tu broquel
de acero;
con tu conciencia
resguarda,
el adalid
fiel maestro,
que empuña
el sol de tu pecho.
No dejes
al desamparo
la inspiración
que te enciende;
como un fuego
enamorado
derrite
el hielo que hiere.
Desata
nudos de invierno
con ansia
de primavera;
trasciende
con paz
cada infierno;
usa el compás
de tu verbo.
Haz de tí,
obra maestra!
No obedezcas
ciegamente,
a cadenas
que mienten;
ni intentes
ajustar metas
al oscuro plan
de ver
el alma muerta.
La llave está
en tu conciencia;
no desistas
a la magia
de la fe
que mueve
estrellas.
Con mucha calma
Y paciencia,
sabrás concretar
el sueño
de abrir caminos
Y puertas.
Querida Silvia! Observo que al enviarle al Maestro tu petición de una obra maestra. Lo obligas al límite, cuando tenga que buscar una respuesta, al ver tu majestuosa obra poética que nos regalas
Precioso poema!
Felicidades.
Abrazos cariñosos!
Un alentador y aleccionador Poema, con bellisimas metáforas, querida Silvia. Gran cierre “Haz de ti, obra maestra!”. Recuerdo que Shakespeare en Hamlet, dice: “¡Qué obra maestra es un hombre! Que noble en su razón, qué infinitas su facultades, qué perfecto y admirable en forma y movimiento, cuán parecido a un ángel en sus actos, cuán parecido a un dios en entendimiento, la belleza del mundo, el parangón de los animales.”- Tu poema me ha hecho reflexionar. Excelente.
Me siento enormemente agradecida con tu hermoso y profundo comentario,el cual deja satisfecha la letra de este poema…eso debiese ser en el hombre que desarrolla la virtud…Infinitas gracias,Lucía!!Un abrazo!!