2020, muérete ya, ¡cabronazo!
Así quería yo verte, ante el patíbulo, con la muerte en los talones….
Velando heridas
que bocas hicieron mudas,
negando el silencioso beso
de fuentes desbordantes,
tronó el rugir de Hades,
escalofriante reino
de injusticias,
dolores infames…
el mismo paño execrado
cubrió mis labios ardientes,
destilando olores pardos
obturados orificios pacientes.
Caballos encendidos, bravos,
cayeron destrozados,
espinas lacerantes
hincaron hierros punzantes
en sus patas ensartadas,
sangrientas,
tan vulnerables….
Des-bocados los corceles,
llora su boca amordazada,
fluye la nariz encadenada,
muere la piel
solitaria,
necesitada…
Retorcidos de Guernica imploran
agua de fuente renovada
saciar sed,
sed de hiel,
sed de guerra terminada.
Llegue Záfiro y esfume
en dulce soplido
este transcurso vivido,
si soñado,
graves pesadillas
habría superado.
Llegue pronto y nos traslade
al país nunca jamás,
tornemos ficción alada,
pisemos el reino
de lo vivido inventado,
no pasado.
No vamos cabalgando a la verdad
cual caballos de ansiosas aurigas,
la verdad nos ha prensado,
derrotado,
vencido,
extenuado,
robado,
ternura, amistad,
abrazos eternizados,
sentires,
no solo mirados,
salga victoriosa ella
déjenos de nuestro lado.
Año nuevo,
te lo pido,
sé olvido.
Engendra espíritus renovados,
súmenos en un sueño despertado
de que jamás hubo
humanos desnaturalizados.
Trescientos sesenta y cinco días
sembrando terror y espanto.
Muérete ya,
¡cabronazo!
Checha, 29 de diciembre de 2020
Imagen: Bosco: el infierno