Hola, poemantes, os comparto este mensaje de nuestro compañero @Saltamontes, quien ha sufrido un accidente doméstico, y que me ha pedido que os transmita.
¡Un fuerte abrazo, Pedro, y vuelve cuanto antes por estos lares! Poémame no es lo mismo sin ti.
(08/08/2020)
Para Osvid y todos los demás colegas, compañeros/as, hermanos/as y amigos/as de poemame.
He sufrido y sigo sufriendo las consecuencias de dos lamentables y dolorosos accidentes hogareños, el primero el viernes 24 de julio, y el segundo el pasado lunes 3 de agosto. Ambos, ocurridos bajando la escalera, el primero mientras limpiaba el piso de las dos plantas en chancletas, di un resbalón inesperado y caí a la larga golpeándome fuertemente el lado izquierdo contra los bordes de tres de los escalones, y el pie contra la baranda de hierro. Por no alarmar ni preocupar a mi hija, no la llamé (vive en un pueblo cercano) y además tampoco fui a atenderme al policlínico. Se me inflamó la pierna desde la cadera hasta la planta del pie, con los correspondientes dolores, erróneamente me auto mediqué aplicándome ungüentos mentolados, cuando lo que debí ponerme fueron fomentos fríos…; También tomé antiinflamatorios y antibióticos. Adolorido no tenía ánimos para sentarme a escribir, solo entraba ocasionalmente a Poemame por breve tiempo para leer y comentar trabajos de los demás. Sepan que sigo solo en mi casa, porque dados los rebrotes y suspensiones de vuelos, mi esposa aún sigue varada en casa de mí otra hija en Italia.
La segunda caída fue peor que la anterior. Llovía y por una ventana abierta entró agua que mojo un poco dos escalones de la escalera, y no percatado de ello, con las mismas chancletas resbaladizas, bajaba apresurado y al pisar lo mojado, caí estrepitosamente de espaldas, y aunque instintivamente amortigüé los golpes con mis manos la contusión a solo milímetros de la parte de arriba de la cadera izquierda fue muy grande. Me quedé prácticamente sin poder respirar durante unos cinco minutos, tirado sobre la escalera hasta que me pude incorporar dolorosamente…. Cada paso me provocaba un dolor inexpresable por lo agudo y profundo. Ese día no, pero al no poder dormir durante la noche, y sentir el dolor como puñalada en la parte golpeada al menor movimiento, y sobre todo al levantarme. Comprendí que no podría hacer mis necesidades mínimas indispensables, para prepararme los alimentos y que debía, insoslayablemente acudir a un hospital ortopédico, y además no demorar en llamar a mi hija. Y así lo hice. La bronca que me echó por decirle siempre que me llamaba que yo estaba bien y no comentarle el asunto fue tremenda. Al momento me condujo a un Hospital en la ciudad, me hicieron cinco placas y me pusieron tratamientos, que debo cumplir acompañados de reposo absoluto.
Mi hija no se ha separado de mi ni un solo instante, llamó a su hija (mi nieta) para que dejara la casa y viniera también. Ambas, como policías no me permiten hacer nada y me exigen estar todo el tiempo acostado cumpliendo con rigor el reposo. Además del tratamiento en casa, mi hija me está llevando cada día a sesiones de fisioterapia y me están aplicando electroterapia, que me está mejorando mucho, ya las inflamaciones se han reducido bastante. Debo recibir 10 sesiones. Calculan que pasados 10 días ya quedaré bastante fortalecido. Tanto el fisiatra, como el ortopédico están asombrados de que tales caídas no me hayan ocasionado fracturas ni problemas óseos.
Aprovecho una ausencia de mi hija, y que mi nieta duerme, para sentarme a la Computadora. Lo que me ha ocurrido no se lo deseo a nadie.