No, no esquives a mis letras
como si no las conocieses,
ni tampoco disimules
delante de mí,
colgando los olvidos
en las perchas
de las indiferencias,
si te vistes
con ellos
y por ellos
en cada despertar,
tras inyectarte
con tus lunas rotas,
lo sé,
lo sé todo
me dijo el verso
¡Cómo no saberlo!,
sí acudes a mí,
siempre acudes a mi
con tus pupilas llenas
y tu pecho vacío
para que sofoque
tus charcos de lodos
cada vez,
que te arrasa ese sueño
agotando tu noche
sueño,
que canoniza a tu flor
a la vez,
que extraña a tu primavera
en la hoja,
de su decrépito otoño
ahogado entre lluvias
Y asisto, complaciente
a tus desgarros
achicando sus llantos
sin saber,
si únicamente
me necesitas,
para recitar a tus ojos
o tal vez,
me ames
mucho más allá,
de lamer tus mejillas
¡Me encantó!
¡Que extraordinaria imaginación, que maravillosa alocución te obsequian tus versos!
¡Ellos te conocen, te saben, en las alegrías y en las tristezas!
El verso habló lo que el corazón callaba; el latido se hizo letra, y la letra se hizo luz…
Un gusto leer la expresividad de tu pluma, querida poeta!
Abracitos versados en latidos de luz!!
Una magnífica alusión a un verso parlante. Ya de partida hay un aura graciosa ( como la sed de los hologramas) , pero es un poema serio con argumento pedagógicos sobre la poesía terapéutica que cura todo. También encuentro que está lleno de «las cosas de vivir»
—¿La cosas de vivir?
— Si, las cosas de vivir . Como la poeta que recita sus ojos con la voz de su alma en un festival clandestino.
Aplausos con flores y Muchas estrellas.
Hermosa forma de versar, querida poeta, en un diálogo con el verso. Muy original y hermoso.
“Y asisto, complaciente
a tus desgarros
achicando sus llantos
sin saber,
si únicamente
me necesitas,
para recitar a tus ojos
o tal vez,
me ames
mucho más allá,
de lamer tus mejillas”