Una capa densa, plomiza y húmeda está extendida cortando las formas del terreno. La sierra ha quedado roma, el gris ha borrado sus picos. Los cerros humildes casi tocan el confín superior de lo visible.
Es una capa densa, de bordes irregulares y manchas oscuras sobre blancos delgados.
Resulta imposible localizar a la estrella cálida y luminiscente.
El llanto de las nubes lo ha recogido el suelo. El suelo se ha esponjado y graba cada huella sobre su piel.
Mantos de colores cálidos visten los pies de los árboles y los bordes del camino.
Tras resbalar desde una rama alta ya desnuda, se precipita una gota. En su caída, dicha gota, va aglutinando a las demás, creciendo al ritmo que desciende. Alcanzado un tamaño ostensible, impacta sobre una hoja plana de la rama inferior.
La hoja ancha y lobulada, ya debilitada sin verdor, cede al impacto de la gota e inicia un balanceo sumiso en el aire que la llevará a posarse en el suelo. Capa grisácea
cubre de otoño al cielo
ceden las hojas
La humanización del ente a través de las palabras, libera del ser ignotas y misteriosas capacidades de creación,lo cual descubre nuevos mundos existentes pero soterrados dentro de la cosa inanimada. De haberse escrito tu poema algunos milenios atrás, seguramente la habrían insertado en esas antologías universales que sirven para difundir dogmas y que la argucia humanizadora llama libros sagrados —aplausos con estrellas—
Agradezco profundamente tu generosidad y me alegra que estos pequeños intentos de hacer poesía japonesa, estén encontrado miradas favorables. He descubierto el Haibun como herramienta para describir escenas naturales y tras un gran tormentazo, quería transmitir ese sentido reverdecedor que tiene el otoño en mi tierra.
Y es que por aquí los paisajes otoñales son más verdes que ocres, algo que puede resultar contradictorio teniendo en cuenta la imagen idealizada de la estación
Hay un sabor etéreamente exquisito en tu prosa. Como dibujando un cuadro de la naturaleza con magistrales dedos empuñando un florido pincel.
Aunque luego, el Haibun, así como su Hokku de cierre deben situarse en una estación predominante. Caso contrario se empieza a salir un poco de la intención con que fue creado.
Tu Hokku habla explicitamente de Otoño, pero hablas de reverdecer también, así que parece una zona un tantito ambigua entre el otoño y la primavera o entre el final del verano e inicio del otoño, da para interpretación. Lo otoñal, en la tradición japonesa debe centrarse en lo marchito, lo moribundo de la naturaleza, los colores desfallecidos, ocres, pardos, etc.
En particular, si hablaramos solo de un Hokku o Haiku, la estación debe ser inequivoca a nivel mundial, sin aspectos regionales de un país o porción geográfica donde seguro pueden haber aspectos excepcionales, como en los climas tropicales cercanos a la línea ecuatoriana.
Aunque eso no resta ninguna belleza lírica a tu magnífico poema.
Agradezco la explicación que me haces porque tal y como percibes hay una cierta contraposición entre el concepto del otoño y lo que expreso en el poema que es lo que observo del otoño. Aprovecho para hacerte la pregunta: ¿Es más correcto escribir sobre esas características otoñales como es la caída de hojas, por ser aceptadas universalmente? ¿Estoy desviándome del concepto tanto del Haibun como del Hokku por representar lo que observo, ya que el otoño donde vivo tiene matices que se apartan de esa imagen universal?
Recuerdo que para el Kigo invernal es aceptado siempre la nieve aunque donde se viva no nieve nunca, quizá deba adaptarme más a los ideales para esta clase de poemas que a la observación directa. Muchas gracias Senpai!!
De acuerdo con lo que dice Alejandro, aunque yo solamente he hecho uno…
Pero desde el punto de vista lírico, me encantó cómo describiste ese hermoso paisaje, amigo.
Y el hokku también!!
Un abrazo para Málaga.
Sí amigo, como ya te explicaba arriba, para conservar la universalidad de este tipo de poema se sugiere enfocarse en los aspectos predominantes de una estación y tratar de evitar aquellos que parezcan contradictorios
Por ejemplo, ahora que vivo en América Central, aquí no hay inviernos de nieve, y al hacer un Haiku o Hokku de lo que aquí observo no puedo mencionar nieve, ventiscas, gélido clima, etc. Pero todo eso son temas de Kigo indirecto, siempre se puede acudir al Kigo directo (invierno).
Es solo cuestión de cuidar que el poema tenga énfasis en lo que sea estacionalmente universal, aunque no siempre se puede.
Y lo que trataba de decirte, es que que cuando no se puede tiende a causar dudas y a perder un poco su pureza universal.
Escribir poesía japonesa es siempre un arte delicado, como cruzar de un rascacielos a otro, desde su piso superior, en una delgada cuerda que los une !
Tu poema sigue siendo líricamente magnífico, tal como se espera de un Haibun !
Me queda claro. Con la descripción de las nubes y la lluvia sí podía haber definido el poema en el otoño pero al hablar del reverdecer, aunque sea algo observado ya estoy creando confusión y tendría que haber buscado otro elemento más universal. Tomo nota. Cada poesía tiene sus normas y hay que aprender a aplicarlas. Para quienes vivís cerca del ecuador y sin tanta diferencia estacional debe ser complicado pensar en estaciones como el otoño o el invierno. Un abrazo!!
Después del chaparrón que nos cayó anoche y que todo estaba goteando y con un verde intenso que no se veía desde primavera, no me podía resistir a escribir algo. No me ha quedado un Hokku riguroso pero me sirve para aprender un detalle nuevo sobre poesía japonesa. Un abrazo, amiga!
“El llanto de las nubes lo ha recogido el suelo. El suelo se ha esponjado y graba cada huella sobre su piel.
Mantos verdes visten los pies de los árboles y los bordes del camino.
Sobre las hojas alguna lágrima todavía quiere agarrarse a la felicidad de saberse dadora de vida.”
El llanto de las nubes que precioso te ha quedado Juan Carlos !!!
Pues estaba corrigiendo porque no he sido correcto del todo. Han sido necesarios algunos cambios pero creo que ya no hay errores. Muchas gracias por acercarte a este chaparrón otoñal. Abrazos!!
Muchas gracias Rraffa. Tuve que hacerle alguna modificación al poema porque en algunos detalles estaba desviándome del concepto correcto de Haibun y Hokku. Por fortuna, de los buenos compañeros se aprende. Precisamente para sustituir aquello en lo que me estaba equivocando se me ocurrió el baile de la gota y la hoja, así que me das una gran alegría porque el cambio le ha sentado bien al poema. Saludos!
Muchas gracias compañeto. Me alegra que te haya gustado este poema a las primeras lluvias importantes del otoño, que por mi tierra son muy necesarias. Un abrazo!
El tiempo avanza y nos muestra sus diferentes rostros.
Uno de ellos, es su otoño melancólico que con lágrimas desprende las hojas de sus árboles.
¡Bello Haibun, Juan Carlos!
Saludos cordiales
Muchas gracias Profesor. El otoño tiene esa melancolía de final de ciclo pero al mismo tiempo es fuente de vida futura. Sin las lágrimas otoñales no se llenarían los suelos de agua para las hojas que empiecen su ciclo.
Saludos cordiales!