No te viví lo suficiente,
tan solo te atesoré
fugazmente
con mis ojos
rellenos de ansiedad,
para arrebatarte
esa expresión
que encierra
tu más bello retrato,
transitándote
ligera de equipaje
y degustando
ávida
lo que me ofrecían
a raudales
tus labios rojos
No te viví lo suficiente
si cada auxilio
carecía de eco,
si cada temblor
pernoctó a la intemperie
o si cada herida
se curtió en la orfandad,
no te viví
bajo esas inclemencias
que ponen a prueba
lo que resiste
esa fuerza del más allá,
tan volátil,
tan fugaz
que te recuerdo,
idílico
como un breve paseo
asida de tu mano
En tono de lamento la palabra se llena de humanidad y una cosa mística invade los versos demarcando los surcos del sentimiento, como en los viejos discos de acetato, uno vuelve a los surcos para volver a sentir ese “no sé qué” que eriza la piel los temblores pernoctando a la intemperie. Muy emotivo poema.
¡Ay, Ana María, ay!!! ¡Cuánto me has conmovido con este poema!
Y tiene tu sello artístico, con ese vocabulario cuidado, hermoso, pero asequible siempre.
Esa fuerza del más allá, la multiplicas aca,…
Muy grande tu poema, querida Minada.
No hay mayor fuerza que la que se genera en el corazón, y al latir activa cada una de las células que nos reviven y en el cerebro nos hacen sentirnos en todos los tiempos, pasado, presente y futuro…; con recuerdos e incluso con imaginaciones.
Me encantó el poema
Abrazos
Que bonito, emotivo y nostálgico comentario, así es “ese no sé qué” pero que nos llena de ilusión y de sueños, muchas gracias amigo, un fuerte abrazo!!!