Me preguntas…
si tengo alas de libélula
que avienten
la pena verde de tus ojos.
Y unos frágiles y quebradizos
aleteos
de transparentes élitros
liban el tiempo de la espera…
y es difícil
sobrevolar tu pena
en el espacio de esta nada
que te embarga.
Desvistiendo la tarde,
el alma, libélula fugaz
y delicada,
tótem de viento
y susurro de la brisa -desnudas ya las alas-
quiebra del aire…
tu verde mirada.
Y luego, emprende el vuelo a lo infinito.
Septiembre 2020
Foto: Libélula en un arrozal del Guadalquivir. Alejandro Ávila Fernández.
Desvistiendo la tarde,
el alma, libélula fugaz
y delicada,
tótem de viento
y susurro de la brisa -desnudas ya las alas-
quiebra del aire…
tu verde mirada.
Y luego, emprende el vuelo a lo infinito.
Que sutileza verdadero arte en letras querida María. Bellísimo, disfruté mucho leerte!!
Grácil y atractivo resulta el vuelo de la libélula.
Su delicadeza y fragilidad las vemos reflejadas en nuestra vida.
Bello poema!
Abrazos cariñosos querida María!
Bello poema y la libélula como ejemplo de madurez del carácter; muy hermoso tu decir en estas letras. Un gusto leerte poeta.
“Y unos frágiles y quebradizos
aleteos
de transparentes élitros
liban el tiempo de la espera…
y es difícil
sobrevolar tu pena
en el espacio de esta nada
que te embarga.”