Fue aquel resurgir,
aquel lúgubre resurgir,
de un desconocido
“fantasma de la ópera”
paseándose,
con voz cavernosa
y música enmascarada
por los recitales del mundo
contagiando temblores,
coartando libertades
hasta aniquilar oxígenos,
consiguiendo desteñir
las escrituras de mis pieles
con tinta de soledad
Eso sí,
aunque me raptó
de la jauría de la vida,
plantándome
en una férrea burbuja
con toque de queda
“sine die”,
me permitió descubrir,
en ese paréntesis
la verdad que me arropa,
o el verso que me escribe
así como rescatar,
“aquellas pequeñas cosas”
que guardé en el descuido,
contemplar
con luz desnutrida
a través de mi celda,
el llanto del chopo
ayer, en flor
hoy, talado y sin trinos
esperando
quizás, al igual que yo
y la sombra de aquel poeta
“otro milagro de la primavera”
Ref. “El fantasma de la ópera” (Gastón Leroux)
“aquellas pequeñas cosas” (Serrat)
“otro milagro de la primavera” (A un olmo seco- Antonio Machado)