Puedes leer el capítulo anterior aquí : Desapariciones (3a. parte)
Mientras tanto en Nueva Zelanda, Nuria y el conductor llegan inconscientes a la cámara de energía que recibe a los dos sujetos teletransportados ─y seguirán así por espacio de dos horas, efectos secundarios del viaje de teletransportación─. Ambos están totalmente desnudos y desprovistos de ningún dispositivo o arma. Los dispositivos de espionaje que Nuria pensaba utilizar han sido desintegrados totalmente durante el viaje, inclusive aquellos que tenía implantados en su cuerpo. A su arribo, la doctora Zoe observa con suspicacia a la recién llegada hija del presidente brasileño. Mas su intuición le dice que algo no anda bien ─ quiero una prueba doble de coincidencia genética para esta señorita─ le dice a su equipo de escaneo de ADN. Quienes de inmediato se ponen manos a la obra. Media hora más tarde, vuelve la encargada de supervisión de tales pruebas: ─ Estamos perplejos─ le dice ─ ambas pruebas nos dicen sin lugar a duda, que esta chica no es Ana Paula Araujo ─ Hagan una búsqueda en nuestra base de datos privada de huellas genéticas, tenemos allí al 95% de la población civilizada del planeta ─ le indica la Dra. Zoe. El resultado de la búsqueda es infructuoso. La recién llegada, de apariencia externa totalmente coincidente con Ana Paula, es una total desconocida. ─ Alguien se ha tomado el tiempo y las molestias suficientes, con las habilidades necesarias, para borrar el registro genético de esta señorita en todas las bases de datos de ADN del mundo, incluida la nuestra. Aquí sin duda ha intervenido alguna agencia de Inteligencia ─ les indica la Dra. Zoe ─lo siento mucho por esta señorita desconocida, tendremos que proceder según protocolo─ finaliza Zoe, mientras observa a Nuria con una mirada casi maternal y de desconsuelo, y acaricia por un instante de breves segundos su frente mientras mueve con sus dedos, unas hebras de pelo para observar más de lleno su rostro angelical.
Nuria no despertará jamás, el toque de la mano del conductor fue su último momento consciente en esta vida. Inmediatamente después de los fatales resultados del reconocimiento genético la doctora Zoe le inyecta unas sustancias letales, sustancias tan bondadosas que no le ocasionan ningún dolor, pero le provocan un paro cardiaco y respiratorio en breves minutos. Zoe sostiene su mano derecha entre las suyas, mientras observa con expresión fría, mas no desprovista de cierto dolor, el último aliento de Nuria. Toda esperanza de un avance positivo en la operación de rescate por parte de la A2IAH se desvanece al expirar la vida de esta joven agente. Las capacidades científicas de la NeoSpeci sobrepasan las habilidades de inteligencia táctica de la A2IAH. Si esto fuera un juego de ajedrez, el rey de la futura Hispamérica ciertamente estaría en jaque. Y Zoe sabe esto muy bien, una expresión triunfal se dibuja en su rostro mientras ordena a su asistente que lleve el cuerpo a los hornos de incineración. No debe quedar huella de que esta jovencita jamás estuvo en poder de esta célula terrorista.
De vuelta en la residencia de los cautivos, Camila, Andrea y Jorge piensan echar a andar una tentativa que inicialmente les parecía una locura. ─Chicos, creo que tenemos una oportunidad leve, única, para hacer saber al mundo en donde estamos ─inicia Andrea ─siento mucho Andrea, que inicialmente no tuviéramos mucha fe en ti y en tu loca idea, pero por descabellado que parezca, te vamos a apoyar, esta tentativa puede ser el último rayo de esperanza para que salgamos de acá de una vez por todas ─ indica Jorge ─cuenten conmigo incondicionalmente, trabajaré incansablemente a su lado para cristalizar esta posibilidad ─finaliza Camila. Este grupo de chicos de perfil más introspectivo, expertos en temas de electrónica y en particular Andrea, una entusiasta aficionada de las ciencias bio-electrónicas, quien de hecho había modificado el dispositivo geolocalizador que su Servicio Secreto le diera originalmente y le había eliminado con éxito el 99% de los componentes electrónicos, a la vez que los replicaba satisfactoriamente, en todas sus funciones, con reacciones químicas de componentes orgánicos; razón que explica porque su pulso localizador fue detectado aun durante breves segundos en Nueva Zelanda para luego desvanecerse, dado que el 1% de componentes aún electrónicos terminó por desaparecer en su llegada a la cámara receptora de teletransportación en Nueva Zelanda. ─Como les he contado, a pesar de que mis estudios universitarios, a petición y casi demanda de mi padre, fueron en Ciencias Diplomáticas y Políticas, siempre he sido una incansable autodidacta en temas de bioelectrónica ─ les explica Andrea mientras afina los mecanismos bioquímicos finales que le han mantenido ocupada durante las cuatro semanas que lleva cautiva y con esto ha llegado a replicar el dispositivo que es 99% orgánico, utilizando algunas escasas células de su propio cuerpo. Esta afición en bioelectrónica, no apareció en el informe de inteligencia que obtuvo NeoSpeci antes de su rapto. ─Esto no es ciencia de cohetes, pero tampoco trivial, mi querida Andrea ─responden Camila y Jorge ─pero creo que un par de días podremos terminar de construir ese 1% de componentes electrónicos que tu dispositivo necesita ─. Para Jorge y Camila no sería muy difícil construir lo necesario a partir del dispositivo de realidad virtual de uno de ellos. En ese momento son interrumpidos por Jayden Bain, el otro líder de NeoSpeci ─Ustedes chicos, han estado muy juntitos en semanas recientes. Esto no me gusta. Mentes inquietas como las suyas, pueden darnos grandes dolores de cabeza. Algo me dice que no es bueno tenerlos juntos ─ les indica mientras clava una mirada de finas puntas de acero en los ojos desafiantes de Andrea y empuja con cierta suavidad inesperadamente firme y potente, con su mano izquierda el pecho de Jorge e ignora con una gélida frialdad el gesto de desaprobación de Camila. ─Hay algo en ti que no termina de gustarme, Andrea. Algo me dice que eres capaz de cosas insospechadas. Te he observado muy de cerca, niña, y siento que tramas algo ─continúa Jayden, mientras permanece de pie a escasos centímetros de Andrea, en una forma tan retadora, como la de un padre que da una reprimenda ejemplar a su hija descarriada. De pronto, algo inusitado ocurre, Jorge, ese chico tan tranquilo e introspectivo, tan callado, el tímido hijo del presidente colombiano, se abalanza con todas sus fuerzas sobre Jayden. Corporalmente hablando, Jorge es tan alto y tan grueso como el Dr. Bain. Sin embargo, el entrenamiento en artes marciales mixtas, especialmente de Jiu Jitsu de Jayden, anticipa totalmente cualquier torpe movimiento de Jorge, y termina sometiéndolo al suelo con una llave al cuello que lo deja inconsciente. No le ha hecho daño físico alguno, ningún golpe brusco. Todo es pura técnica y dominación sencilla aplicada con maestría. Todo ocurre en un abrir y cerrar de ojos. Camila y Andrea, no han podido mover un músculo ni tener reacción alguna mientras todo pasa. Algo en su inconsciente, una voz subliminal, les decía: “No se atrevan a moverse, todo es inútil, no van a cambiar nada, quédense quietas, tranquilas, serenas”. Los guardias de seguridad llegan ante el alboroto que se ha gestado en la sala. Jayden les ordena llevar a Andrea a un sótano solitario. Y a Camila y Jorge los llevan a una azotea de la casa. El dispositivo especial de geolocalización estaba casi terminado, pero no del todo, y no estaban ensambladas la parte electrónica con la orgánica. Los tres chicos son sedados y no sabrán nada de lo que ocurre durante las siguientes doce horas.
Durante la madrugada, aun antes que salga el sol, apenas pasadas las doce horas de sedación, Camila despierta con frío, desorientada, sin reconocer en dónde se encuentra. La azotea aún oscura. En penumbras, se divisan tantas cajas de cartón, sucias, medio llenas de objetos olvidados, descompuestos. El lugar es maloliente, húmedo, tétrico. En su cercanía, divisa una silueta, de un joven tirado en el suelo, durmiendo sobre una cobija vieja. De pronto empieza a recordar, la trifulca con Jayden. Y de como los guardias llegaron a sujetar a Andrea, Jorge y a ella y les inyectaron algo, seguramente un sedante. ─ ¿Jorge, eres tú? ─ El cuerpo empieza a moverse y a ponerse en pie. ─Sí soy yo. ¿Camila? ─Acércate por favor, tengo mucho frío, recuéstate conmigo ─. Los chicos se dan calor el uno al otro, apenas tapados con una cobija delgada. Tiritando en una madrugada más oscura de lo usual. Se lamentan sobre el plan de Andrea que se ha echado a perder. Camila solloza un poco, le pide a Jorge que la abrace. Siente que las oportunidades de salir vivos de allí, se acaban. Ha transcurrido mucho tiempo sin que los presidentes, sus padres, accedan a los términos para su liberación, y no llega ningún equipo de rescate por ellos. Jorge, también llora por dentro. ─Fuiste muy valiente al enfrentarte como lo hiciste con Jayden ─muy bruto dirás, solo a mi se me ocurre, no sé que estaba pensando ─. Inesperadamente Camila busca los labios de Jorge y lo besa. Jorge un poco confundido no sabe si corresponder o quedarse quieto sin hacer nada, mas su instinto lo supera, le devuelve el beso a Camila, mientras su subconsciente le recuerda que se ha sentido atraído hacía ella desde que la vio por primera vez en esta residencia de cautiverio. Una cosa lleva a la otra. Cuando se dan cuenta, ambos están desnudos, la temperatura entre sus cuerpos ha aumentado quizá un grado o dos. Empiezan a sudar ante los desesperados movimientos que sus cuerpos ejecutan, casi por sí solos, más allá de su voluntad y a la vez en completa sintonía con ella. Quizá sea el sucumbir a esa atracción animal que a veces experimentan los seres humanos, por otra persona, en algunos contados momentos a lo largo de una vida, la de ellos apenas comenzando. Quizá es un poco el desespero ante las posibilidades de una muerte inminente. La incertidumbre, sobre la reacción de Jayden ante las sospechas que tiene de su complicidad. Se entregan el uno al otro sin reservas, recorriendo sus cuerpos de principio a fin. Jorge le hace el amor, como nunca lo había hecho en su vida, y Camila, lo recibe, lo abraza, y le corresponde con una pasión y una ternura, de la que desconocía, fuera capaz.
Varias horas antes, esa noche, Jayden llega al sótano sin iluminación donde se encuentra Andrea, llevando un candil de gas en la mano y se sienta en una orilla del catre donde Andrea todavía duerme, efecto del potente sedante que le han aplicado. ─Debes tener frío señorita. Mírate ahí tan tierna, cándida e indefensa. Qué belleza inmaculada la que proyectas así. Es una pena que tu enjundia genética sea tan inservible para nuestros fines. ¡Es una gran pena en verdad! ─ murmulla entre dientes. Mientras observa a la bella durmiente, casi con un gesto paternal desprovisto de toda malicia, y la cobija, para que su cuerpo calmo no sufra con el frío de madrugada en ese lóbrego sótano.
(continuará…)
ya disponible : Desapariciones (5a. parte - final)
@AljndroPoetry 2020 - Jul/11
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