Dados Trucados (Parte tres )

Con prisa nerviosa empecé a guardar el desorden de billetes que había ganado. El sujeto observaba con atención todos mis movimientos, había notado que no era una retirada en la mansedumbre voluntaria de la jornada concluida, sino una abrupta ruptura de la continuidad del juego, una aparatosa huida, similar a la de un perro que huye con el hueso tomado entre los dientes, —no lo dijo, pero lo pensó—. Había notado también todas mis hambres tatuadas en el rostro, sabía que venía de una larga sequía. Me delataba el ropaje. Pero también había notado la navaja Victorinox que guardaba en el bolsillo, intuía, en ella, una garantía de algo muy parecido al orgullo. Cautelosamente se acercó y preguntó:
—Che… ¿para que es la navaja?.—
Escogí bien las palabras para no sonar pendenciero ni pedante, ni sarcástico, ni desafiante. Me abstuve de responder con un versito que tenía en mente por temor a ser malinterpretado; lo miré a la cara para captar su reacción ante mi respuesta:
— Dos objetivos principales y un objetivo secundario cumple esta navaja que usted ve aquí. Dije sacando la navaja y exponiendo su afilado acero.
—El primero de los principales; si pierdo y me quedo sin un centavo para pagar mis deudas… la dejo —con mucho dolor…— empeñada. !Representa mucho para mi.¡
El segundo y no menos importante; supongamos que alguien se equivoca…y decide valerse de la fuerza física para cambiar la razón por su errática equivocación…lo mando a conversar con ella. Suele ser muy elocuente y disuasiva.
—!Mirá¡— se limitó a decir con incrédula acentuación.
Interrumpí su meditación dubitativa diciendo en voz alta:
—Y el objetivo secundario : pelar cables y manzanas.
Guardé la navaja, y con aquel escaso argumento sentí que bajaba la tensión que se había creado en el lugar.
La cola de Timoteo se movía de un lado a otro, como aprobando las varias falacias que hoy había cometido y dicho.
El sujeto encendió otro cigarrillo y de nuevo apagó el fósforo con la misma aprensiva exageración como quien agita los dados en su mano. Pensé que no era una manía sino un ritual previo a iniciar una partida de dados, me apuré aún más en guardar los billetes. Timoteo parecía reírse de mis miedos (los perros ríen).
Mientras pagaba las cuentas en la barra, con aquel dinero producto del juego, que no es tanto de azar sino de técnica, recordaba a mi abuelo Celestino, o mejor dicho sus palabras de consejo con respecto a los dados:
— Nunca juegues si estás enamorado; el amor es demasiado sublime para reemplazarlo por un juego.
—No juegues a los dados cuando te sientas feliz, vive esa felicidad y disfruta esos momentos como sí la felicidad fuese un suceso irrepetible.
—Mientras te vaya bien en los negocios, jamás juegues a los dados.
El infortunio y la muerte son la séptima cara de cada ficha.
Un escalofrío trazó mi cuerpo en cada diagonal de mis terminaciones nerviosas, hasta llegar a los extremos más distantes de mi ser. Sobre todo porque esas palabras nunca me las dijo mi abuelo en vida; después que murió, se me aparecía en sueños a decir las cosas que le faltó decirme cuando yo era niño, quizás para no corromper mi corazón de infante o quizás mi abuelo, habría percibido lo muy bruto que yo he sido siempre, y se adelantó a mi capacidad de entendimiento (dormido presto más atención). Así que por un largo periodo de mi juventud, Celestino se presentaba en los sueños de las fronteras oscuras entre noche y madrugada a conversar sobre estos y otros asuntos del mismo modo, que lo haría un maestro con su discípulo.
Todavía no había terminado de desaparecer aquel raro escalofrío cuando Timoteo, dejó escapar un aullido en el mismo registro de sus antepasados, los lobos pamperos ya extintos por su terquedad de no convertirse en vegetarianos. —nótese que hoy en día, hay ovejas en todos los campos—
Era su peculiar forma de decir:
—Vámonos—
—Ahora lo que falta es que es que se apaguen las luces. Dije para disimular la suma de mis muchos y grandes miedos.
Con prontitud busqué la puerta , me parece haber trastabillado en el intento. Con los últimos residuos de lucidez que me quedaban, me despedí de esta manera:
Buenas noches, me despido.
por lo pronto me he salvado
de perder con estos dados
lo poco que he conseguido
pero si mañana olvido
y regreso a este camino
quiera dios que mi destino
el azar no haya variado
con estos dados trucados
de mi abuelo Celestino.
Timoteo abrió la puerta como lo hace en casa y los dos salimos corriendo.

Foto de Timoteo abriendo la puerta en Escribano 2019. Tomada de un video con mi móvil LG.

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[quote=“ludico1964, post:1, topic:25436”]
Nunca juegues si estás enamorado; el amor es demasiado sublime para reemplazarlo por un juego.
—No juegues a los dados cuando te sientas feliz, vive esa felicidad y disfruta esos momentos como sí la felicidad fuese un suceso irrepetible.
[/quote

Buenas las sentencias del abuelo y bueno el relato, creo que leí el primero, la parte II no. Escribes con desenfado, amigo, fluida es tu prosa e instinto refinado el de tu perro. Me ha gustado.
Un abrazo fuerte.

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Te juro que éste final me sorprendió gratamente, uno porque algo aprendiste del abuelo Celestino, otro porque el sabio Timoteo dijo"es preferible que digan de aquí huyó un cobarde que aquí perdió un pendejo", este última parte tiene mucho de buena filosofía de vida.

Timoteo como gran conocedor de las debilidades humanas debe acompañarte de noche y de día, para que juntos superen los encontronazos con la vida.
Genial este última parte que nació para afianzar grandes y sabias filosofías de vida, a veces olvidadas. Te agradezco el relato, el trasfondo, la enseñanza. Tqm
PD: pendejo en mí país significa distraído, ect. Cuando está en las nubes dicen “está apendejeado”
Y esa foto/video de Timoteo es lo más de lo mas

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Gracias Maestro Vate, aprecio mucho su opinión y me contenta mucho su lectura Saludos cordiales.

La forma de incluir al abuelo es un cariz que se repite y cautiva en tu lenguaje. Lo noté en la parte dos del cuento, cuando el hombre del perro decide invitar hamburguesas vegetarianas, a sabiendas que serían muy pocos los que aceptarían y por consiguiente la cuenta sería menor. Como un acto reflejo a una situación muy particular de sobrevivencia. Son conductas aprendidas de hace mil años, quizás contadas por el abuelo, vueltas a vivir de generación en generación. Y Timoteo, fiel a la estirpe de sus genes, se mostró como un sabio gracias a lo milenario de su ADN.
¡Felicitaciones amigo! :wave: :wave: :wave:

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Bueno, amigo, solo te puedo decir que me ha encantado tu relato de principio a fin (porque creo que es el fin, ¿no?).
Es muy buena la historia y cómo la cuentas.
Las referencias al abuelo son geniales.
Bravo, Domingo. :ok_hand::clap:

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Gracias Wallace…me alegra que te haya gustado, bueno, el personaje del abuelo surge para establecer la moraleja, ya que la figura de Timoteo ya ha dejado bastante moralejas regadas en otros cuentos. No quiero que Timoteo me cobre derechos de autor por abusar de su sabiduría. Saludos.

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Gracias amigo Carlo, me complace su lectura y todas sus atenciones para con mí escritura.
El personaje del abuelo Celestino, (así se llamaba mi abuelo paterno) es incluido en el texto para endosarle las moralejas, ya que ponerlas en boca de Timoteo me pareció un esfuerzo excesivo de humanización, dado que ya he profundizado en otros cuentos y poemas con la imagen del perro parlanchín. Gracias por su generosidad.

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Para mí un deleite. Imagino, casi lo veo, cómo rebosa tu letra por el pulpejo de tus dedos. Un fuerte abrazo amigo.

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Muy buenos los consejos del abuelo y tremenda la inteligencia de Timoteo.

Has logrado un magnífico relato. Yo diría que de concurso y de ganarlo.
Felicidades!

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Excelente amigo
Un abrazo fuerte :hugs:

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En algún momento voy a publicar en este espacio: Timoteo no quiere una elegía, yo creo que ya tu lo has visto, tendré que fragmentarlo, es un material muy extenso.

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Gracias Galilea, tambien me ha gustado mucho el Miauuu octosílabo. genial en imágenes y en verso.

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Gracias, Mute, gracias por tu lectura y por comentar, saludos.

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Divertido y muy bien narrado,con mucha originalidad. Buscaré las otras dos partes para completar la historia.
Saludos.

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Seguramente, pero has escrito tanto, además soy de las que releo libros, relatos, cuentos, tengo uno que me regaló Nahomi que lo he leído con atención 4 veces, el que hizo Pedro P. Miranda lo leí dos veces y cuando intente leerlo acá en mí querida Argentina las lágrimas no me lo permitieron y tuve que parar, ese está postergado para cuando mí estado de ánimo me lo permita, el Pájaro Espino como tres veces pero ya no lo tengo aquí, lo que quiero decir es que nunca está demás refrescar lo que hemos escrito y lo que hemos leído, así que espero más del ciclo Timoteo

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Apoteósico final. Tienes fuerza y mucha tensión. Precioso♥️

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Jajaja por fin pude leer la tercera parte !!! Exquisitamente divina!! La navaja y sus objetivos jajaja.

Debo llevar a Timoteo a jugar conmigo y me prestas también tus dados jajaja

Abrazos poéticos,
:hugs::cherry_blossom:

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Muchas gracias Jerónimo por tu amable consideración; por acá siempre estamos a medio caminar entre fantasía y realidad. Saludos.

Vendrán más historias, seguro que vendrán.