Oscilan las yemas de mis dedos
en hormigueo druida, que lamenta el árbol.
Se abre la palabra al conjuro del viento;
mis poros dilatan un mensaje abismado.
Oler la piel del autor es aventura,
latir en su historia es degustar legado.
Libro empolvado de voces que susurran
en blancos desiertos de un sol premeditado.
Portales fibrosos que secretan vivencia.
Nacida en abril, arrebolada de luces,
me asemejo a esa incunable sed impresa,
editando mi ser con sangre de edén y cruces.
Hermoso poema entre conjuros y arreboles, tú misma eres la historia por contar…
¡Muchas gracias por tu participación en nuestro reto, Silvy!
Un abrazo, amiga.