}}Lírico{{
¡Ya no te mueves, pareces parte del azulejo!
Te ves espectacular, como un grano de oro
o como una mancha de cochambre añejo.
“Eres tan semejante a mi cuando me enamoro”
Te vi caminando hace unos instantes, amena,
moviendo tus delicadas antenas, sin orbita.
¿A que saliste? ¡Si aun no te tocaba la cena!
Antes de la tragedia, gozabas la “dolche vita”
comiendo salmón, migajas de arroz y de avena,
bebías oliva, vino, y gotas de canola marchita.
Hermana cucaracha, pregunto si tienes familia,
esposa, hijos, ídolos ¿Por qué nadie te auxilia?
Te ves diminuta e indefensa y eras terrible
en la cocina, el terror de todo lo comestible.
Te observo, inútil, con las alas rudimentarias
heridas, sin una de tus patas innecesarias.
En realidad eres indispensable para la ciencia,
un bicho casi inmortal, dotado de resistencia.
Eres un monstruo para la mayora dramática,
un espectro curioso para el viejo intendente,
un problema sin solución en cada plática
del personal, y el asunto que sigue pendiente.
Unos dicen que eres asquerosa, pero eres arte,
otros te conciben como un manjar exótico,
y yo te admiro, aunque apenas puede saludarte
para no delatarte ante el precepto neurótico.
Tu nombre tiene el ritmo de una sinfonía,
supongo que oíste a alguna ama de casa
gritar atormentada: “socorro, una Cucaracha”
y de allí viene el ritmo llamado cha-cha-cha.
Tú, amiga Cucaracha, inspiras esta melodía,
se habla de tu súper poder hasta en la NASA.
Eres el tema en la merienda, cuando te cuelas
en la sopa de algún comensal, cuando paseas
por el centro comercial, el cine o las escuelas.
Ven a mi cuarto hay restos de lo que deseas;
sube las escaleras, no levanté las calcetas
sucias, no barrí los cabellos que pierdo
a causa del gel y sus químicos, es un paraíso
donde podrás mudarte y vaciar las maletas
disfruta tu estancia, después goza el recuerdo
porque luego estarás embarrada sobre el piso.
Somos iguales, aunque yo sea algo inferior.
Yo siempre pierdo la cabeza y no la regenero
y tú sin depender de los favores de otro género,
en la partenogénesis, te muestras superior.
Tú, cucaracha insignificante, pero notable,
mírate allí tendida, con aspecto desechable.
Tu cruel asesino seguro se siente triunfante,
no tomes en cuenta su bellaquería infante.
Te honro al preservarte en esta fotografía.
Apuesto a que has regado descendencia
y que los tuyos harán realidad la profecía,
esa que reza que serás la gran sobreviviente
cuando nuestra tierra logre su independencia
al echarnos de su seno como barro pestilente.
Jorge Martínez C.
Autor.
Foto tomada con la cámara de mi celular, en la cocina de la empresa donde laboro.