Hay personas que son como el mar
su inmensidad los impulsa a salir
de su estado natural y rozar
con sus olas emocionales la orilla.
Captan otra manera de existir
y necesitan fusionar su sentido
con otro estado vital.
Se encabritan con su propio ego
estallan con furia lanzando su rabia
contra cuanto les rodea
provocan tempestades,
arrasando con vidas ajenas.
Otras veces son calma
te dejan jugar a su vera,
nadar entre su inmensidad,
enamorarte de sus secretos.
Su jaula es una sensible conciencia
sobre que siempre falta
un cacho de algo que desalienta.
Conocerlos te transforman.
Dejas de ver tu horizonte
como una linea lejana.
Percibes el golpe de pura realidad
tocándote la espalda.
Es el aviso, el permiso hacía ti mismo
de ver la vida con otro prisma.
Las personas que son como el mar
son angeles custodios
protegiendo nuestra alma.
Son relato y sabiduría.
Un eslabón liquido
que nos falta comprender.
El todo sin amarres terrenales.
El reverso de quienes somos.
La suma que nos falta.
La profundidad que nos llena el alma.
La libertad que no comprendemos y
tanto anhelamos alcanzar.
Las personas mar son la inmensidad
donde guarecemos las penas.
La imaginación donde creamos
nuestro yo más sincero.
El todo completado.
Gracias!!!
Anna, nos obsequias un poema para recordarnos que las personas como el mar nos transforman.
Versos que nos dicen que tales personas pueden además enseñarnos a ver la vida desde otra perspectiva y brindarnos libertad y sabiduría.
Gracias por tu comentario, me alegra saber que he conseguido transmitir lo que algunas personas consiguen evocar e inspirar, a pesar de sus múltiples transformaciones. Todos seremos el mar de alguien, el rio, la laguna, o quizás solo una compañía en el camino. Abrazo enorme poeta
Que bellas vibraciones transmiten tus versos con el yin yang de las personalidades humanas!!!
Gracias… La belleza del ser…Es algo ancestral que el arte tiene la suerte de canalizar de manera natural en sus multiples lenguajes, porque creo que es cuando se produce el diálogo con el amor y jajajaa tambien ese demonio que llevamos dentro. Abrazo grandote poeta