Ya llega el viento,
los árboles se mueven,
danzan las ramas.
Empieza el baile
y un coro de gemidos
rompe el silencio.
Hablan los troncos
y charlan en su idioma
incomprensible.
Tú los escuchas
y tratas de entender
su poesía.
Pero sus voces,
extrañas y pausadas,
no las entiendes.
Son, unas veces,
así como lamentos
con oraciones.
En otros casos,
sonrisas escapadas
desde los cielos.
A esto se junta
las voces y el lamento
del viento fiero.
Es el otoño,
le dices a tu mente,
cuando pregunta.
Solo es un sueño,
le dices a tu alma
en estos versos.
Rafael Sánchez Ortega ©
23/11/24