Ya duermen las chalanas
después del temporal,
descansan en la arena
y en lechos de cristal.
¡Qué estampa tan bonita
ofrecen al pasar,
sus bancos y toletes
con briznas de alquitrán.
Detalles de la brega
del hombre con el mar,
marinos solitarios,
faenan por su pan.
Es parte de la ría,
del remo y el ciar,
buscando entre las aguas
las piezas que se dan.
También en las marismas
hay fango donde hurgar,
almejas y navajas
no escapan al final.
Se carga la gusana
tratando de cebar
anzuelos y aparejos
que finjan ser un plan.
Y al fin llega la pesca,
acaba pleamar,
ya baja la marea,
el puerto espera ya.
Hay cientos de relatos
que salen del hogar,
chalanas con marinos,
y el viento de truhan.
Vivámoslos de cerca,
sintiéndolos rozar,
el alma de las gentes
que rezan por su pan.
Rafael Sánchez Ortega ©
31/01/25