Aplausos para un bellísimo poema, dedicado a tu dulce nieta. Un abrazo poeta y felicitaciones por tu preciosa inspiración poética.
“Y digo Rocío
y tu nombre me huele a pinares,
a dunas de arena, a flor de retama
y de jara,
a espliego y romero silvestre
a brisa salobre de mar
y a lirios azules de agua
en la limpia alborada de abril.”
Pones “la gallina de piel”, dejas el corazón henchido tal y como plasmas esa inconmensurable ternura, que la hacemos nuestra, hacia ese divino nuevo ser. Un abrazo gigante.
Qué maravilloso poema, compañera: está lleno de luz, espontaneidad y frescor. Está cargado de vida. Estupenda composición de una fuerza que se palpa desde el primer verdo. Enhorabuena, María.