Y nunca pensé,
que después de ti
tan mortal,
encontrará a mi yo
en la fragilidad
tan eterna
de un verso
Te talé
y me talé
tras el pacto de silencio
de ese oasis sin bocas,
con tantas palabras sin voz
y tantos besos sin luz,
que me vacié
de la letra de la vida
transitando,
al filo del mutismo
que castra labios
con su sed
prendiendo llantos,
hasta confundirme
entre sus mares
Te vendí
y me vendí
al sicario del tiempo
al precio de su ladrido
mordiendo mis fuerzas
desde aquella,
mi primera conquista,
todo un desafío
a la piel de tu imperio
hasta regresarte,
al origen de tu ombligo
allí, donde siempre estuviste
tan lejano y tan distante,
allí, como recitó el poeta
“donde habite el olvido”
Y nunca pensé,
que después de ti
tan mortal,
encontrará a mi yo
en la fragilidad,
tan eterna
de un verso
¡Me maravilló que comenzaras y terminaras con la misma estrofa!
Le da una redondez, como un sentido de completitud.
¡Es un poema para leer, para reflexionar, para dejar muchas cosas atrás, para levantarse, y para escribir y encontrarse “en la fragilidad eterna de un verso”!