«No sé lo que significa la vida cuando no tienes a nadie en casa; así no tiene sentido llegar».
Nina Simone.
Ni tan poco
ni tampoco
nadie está tan cerca de nadie.
Si la temperatura
de la indiferencia
te deja hematomas
y edemas en la piel
con la lengua quemada
puedes quitarte
ese pedazo de carne horadada
con la cuchilla de la ataraxia
y rociarlo
con la miel de los párpados.
Si hay retención de líquidos
de lo no dicho
puede asesinarte
la contaminación cruzada
de los después
de hace muchos años.
¡Qué alegría!
Es una oración unimembre.
Tiene la natural prohibición
de infestarse con sujeto y predicado.
Oracional, verbal
y sustantivamente
tiene sentido llegar a casa
con un sentido completo
de desprendimiento.
Hay manos pulcras
que también
dan de comer en la boca
un manjar bimembre hirviendo.
Y luego
aftas
llagas
para querer
no querer
sentir.
¡Qué mal!
También es una
construcción unimembre.
“Los cerdos tampoco quieren sobras”:
pasó a ser bimembre
“pero igual se las dan”:
lo que faltaba para completarla.
Sensibles son los buitres
que no se quedan cerca de nadie.
Simplemente en vuelo gutural
se ceban en la desgracia de otro
y dan la extremaunción
sin hacerlo.
Ni tan poco
ni tampoco
nadie
se va a dormir
creyendo que es
un hijo de puta.
¡Lo siento!
Dejó de ser oración.
Ni tan poco
ni tampoco
te lo iba a decir alguien
que no se haya horadado los ojos
tras herir a una cebolla.
Te invito a
conocerte.
¡No faltes!
Confirmar la ausencia
de nuestra significancia
en manos de la acidez
de otra cebolla
sería un despropósito.
Y ni tanto
ni tan poco
ni tampoco.