Con la quietud de quien pretende
no arañarle tiempo a este instante,
tímida y frágil te desnudas
de tu cascarón hilado.
Ajena al recorrido
de una aguja de reloj,
te exhibes perezosa
ante el tic tac del momento,
cuando una brizna de brisa
despliega tus alas temblorosas
que se despiden de tan dulce letargo,
y te elevan en incesante contoneo
abanicando al aire.
Tu vuelo,
una ola en oleaje
sobre un mar de primavera;
alas que contra el viento cincelan
un mosaico de colores,
ante un paisaje eclipsado a esa belleza
que la impregna de su aroma
y de su esencia,
dilatadas confidencias
de mañana y tarde.
Cuando el ocaso
tiende su mano al viento,
la recibes con la quietud
de quien pretende arañarle
un suspiro a este instante,
para absorber la magia
del último vuelo.
Hermosos versos que describen un vuelo frágil, efímero, que en cada aleteo presuroso se acerca a ese último vuelo. Encantada de leerte. Saludos cordiales.
Según he ido leyéndote, sabía que te iba a gustar el tema, otra cosa es como lo cuente.
Me parece fascinante la metamorfosis de las mariposas. Es una pena que tanta belleza pueda durar tan poco.
Gracias por haber pasado Ivka, y por lo que me cuentas.
Que tengas un buen día.
Gracias por pasar Alejandro. Aprendo mucho de tus comentarios y es un gusto tenerte en mis poemas. Hace un tiempo, alguien me dijo que le parecía cursi escribir un poema a las mariposas, a lo que le contesté que le parecería si escribiese sobre el corazón, me dijo que para un poema no lo veía mal; le contesté que no podía porque era mi corazón el que escribía, y ahí quedo la cosa, y así surgió este poema que me alegro te haya gustado.
Un abrazo.
Me alegro te haya gustado María, aveces pienso que tengo las manos demasiado ásperas para acariciar lo efímero con la delicadeza que se merece.
Un gusto tenerte en mis poemas.
Muchas gracias Ana por estos comentarios, tratar la delicadeza de lo efímero es como intentar acariciar la flor silvestre del remolino, aveces lo he intentado cuando he encontrado alguna en mis paseos por el campo, y siempre ha terminado esparcida al viento.
Un abrazo.
Que mágico es el lenguaje de la poesía, a cada uno nos puede hablar de manera diferente. Pero lo importante es que nos cuente, que no pase indeferente ante nuestros ojos.
Cuando escribí este poema, se lo estaba dedicado exclusivamente a la mariposa, a su belleza, a lo efímero de su vida.
Me resulta tan especial la metamorfosis de la mariposa, y el desarrollo de su corta vida, que su belleza podría trasladarse a cualquier acontecimiento de nuestra propia existencia.
Muchas gracias Wallace por estar en mi poesía.