Volví a mirar mi rostro en pleno medio día.
Viajé días enteros y llegué muy cansada,
después de haber rodado por montañas y ríos.
Traía en mi equipaje décadas de sucesos,
sílabas reunidas, tordos en desbandada,
aves envejecidas, clepsidras inmemoriales.
¿Reconocerme ahora, que volví del pasado?
Tal vez, no volví sola. Traía en mi regazo,
ajenas cacerías.
No está mal volver la mirada, no está demás una proyección hacia atrás y revisar lecturas para conferirle nuevas ediciones, que sacudan el lugar donde estaban adormecidas; no sé, eso me sugiere su viaje de retorno.
—Me pareció un argumento maravilloso.
Siempre se trae algo de los viajes. Aunque sea polvo en los zapatos.
Hermosos versos de vuelta con un equipaje muy poético…
Precioso!
Viajar para traer ajenas cacerías… uff muy bello. Felicidades
Es muy bonito leerte, Lucía.
Cada verso encierra una valija de gestos. Hermoso, Lucía. Abrazo
Muy amable por pasar, poeta.
Un gusto verte en mi sencillo escrito, querido poeta. Un abrazo.
Así es, poeta. Gracia por pasar y comentar.
Muy amable, querida María. Mi abrazo en la distancia.
Gracias poeta. Afectuoso saludo.
Gracias por tus palabras, poeta. Un abrazo.
Gracias, poeta. Un abrazo.