Se ha separado
de la época más hermosa
de sus días.
Sin dinero en el bolsillo,
mujer o magia
en la que pueda ya creer,
busca estar, con el amor,
de acuerdo en todo,
como cuando no tenía nada.
No entra en estado de decadencia.
Tampoco es fuente de luz.
Pero no está empeorando:
se hace más fuerte.
Al final,
lo que le motiva,
es saber que va a perder algo,
y saber que después
le queda
toda una vida.
[de Las lágrimas de Chet Baker
caen a piscinas doradas,
Chamán Ediciones 2016.
Prólogo de Diego Vasallo]