Veo
como el paisaje,
lento,
se detiene.
Entre nubes el calor
deshace el último aire
del verano.
Quedan restos de luz
en mi ventana.
Siento
(donde nace la ausencia ya marchita)
que vendrá tiempo de invierno.
Sé que atesorando memorias
se conforma un destino:
mañanas con olor a pan
con nata, un libro
de poemas en la mano,
esa foto imprescindible,
tu piel extendida por
la casa.
(Aprendí que no importa
la lluvia, si hay tejado).
Pienso
en nada, en primaveras
perdidas, amapolas del ayer,
de nadie, de nunca, un
amarillo casi gris, un “siempre
nos quedará Paris”, una mirada
que fue y pasó —no hubo visado—.
Respiro,
veo todo tan lejos,
siento el viento pensando
el tiempo,
un no saber
cerca de un todo impalpable
…amigo de la niebla…
Ahh que bella melodía llevan tus versos otoñales, con una añoranza que se palpa en cada latir y esa mirada sin visado, una auténtica delicia!!! Muy hermoso poeta!!! Abrazos!!!