Bajo tu cuerpo
voy enterrando,
sigilosa,
el claro de luna
y la piedra que apaga
la memoria.
Mi barco
construido de los dulces sarmientos
que brotaron de tus manos,
navega los mares
de la vigilia,
con ronca voz,
prolongando la ciega
insignificancia
del reposo
de tu duermevela
entre mis pechos.
Ofrezco un verso,
en oración
a la menguante dormida,
que es un ángel
posado entre tus párpados.
Y en «esos mares de vigilia »se pescan metáforas como los ángeles posado en tu parpados, y el corazón volcado en el duermevela para que tu poesía se agigante dentro de nosotros y en tu palabra. !Bravo¡
Mantener la vigilia para que la ceguera del reposo no aleje el despertar del amor.
Preciosos versos!
Sensual poema!
Abrazos cariñosos querida Gioconda!