Peregrino en solitario
en la melancolía de los días
buscando la evocación perdida
para unos momentos sin memoria,
para unos instantes sin recuerdos.
Peleando con las horas
de una mente vacía,
con los minutos
de una conciencia perdida
contando los eterno segundos
de un tiempo inocente
que se ha desbaratado
en el silencio de la noche.
Pregunto con la mirada perdida
–esa mirada que interroga sin preguntas–
por el silencio de mis palabras
que se han quedado atrapadas
en el tiempo de un ayer sin memoria,
sin añoranza ni nostalgia,
en el hoy del ayer sin mención
con un mañana definido
de unos sueños sin imágenes
donde el tiempo se ha roto.
Pregunto con la mirada perdida
–esa mirada que interroga sin preguntas–
por el silencio de mis palabras
que se han quedado atrapadas
en el tiempo de un ayer sin memoria,
sin añoranza ni nostalgia,
en el hoy del ayer sin mención
con un mañana definido
de unos sueños sin imágenes
donde el tiempo se ha roto.
Donde el tiempo se rompe, no existe la memoria, donde no hay memoria no hay pasado. Es entonces donde entramos en la senda del olvido y donde los espectros del abandono, nos hacen dejar de ser lo que alguna vez fuimos o incluso lo que alguna vez podríamos llegar a ser. Un gran poema, con una grandísima banda sonora. Un saludo.