No podría por menos de reír
al ver cuánto disgusto me separa,
de todo aquel propósito que ampara
aprovecharse de un mejor vivir.
Porque aún renunciando a repartir
la avaricia discreta se dispara,
bien oculta detrás de una mampara
de cuanto se pudiera permitir.
Nunca fue la verdad tan cicatera
manipulando vagos intereses,
que sin decir aquello que más luzca
sin motivo rechace su bandera,
como harían solícitos burgueses
que en su mollera el odio se introduzca.