Quincena de marzo, un domingo más para la familia…eso parecía;
Desperté por un mensaje, presentarme a la Dependencia, debía.
Dejé mi hogar prontamente, con una promesa que no pude cumplir;
El deber llama, voy rápido y regreso les dije, sin ánimos de mentir.
Ya a bordo, con el paso de las horas la noticia se confirmaba;
Nadie retornaría a casa, el Estado de Emergencia se activaba.
Tras agotadoras semanas, pude regresar unos pocos días a casa;
Pronto, nuevamente dejé a mi familia, con la promesa de que todo pasa.
Pasaron más semanas a bordo, cuando en un descarte al virus, salí positivo;
A pesar de no querer dejar la lucha, tuve que replegarme por tal motivo.
Me internaron en una de las salas del Centro Médico Naval;
Recibiendo todas las atenciones médicas y cuidados, sin igual.
Luego, ya habiendo mejorado, me indicaron descanso domiciliario;
Para no exponer a mi familia, tuve que cumplir el aislamiento en solitario.
Mis hermanos marinos, unos también fueron cayendo, otros siguieron trabajando;
Pude retornar vencedor, motivado y con más fuerzas para seguir luchando.
Esta situación sacó lo mejor de nosotros e hizo que nuestra moral se blinde;
porque, como hijos del Almirante Grau, en este buque… nadie se rinde!!!