En el vacío,
meandro,
de la apatía
has perdido
la esperanza,
esa que le sonríe
a tu vida.
Pero en ese barco
de la indolencia,
con el que navegas
por el río de la incuria,
coleccionando decepciones
en las horas de tus días,
pasas las horas muertas
de tus días de añoranza.
No son más que
inútiles ilusiones
de un tiempo,
que te sumerge
en esas palabras vacías
que envejecen tu alma
aislándote en la nada.