Urania la celestial,
mi musa más cuidadosa,
sobre tus hombros reposa
un angelito cabal
y el demonio, que es el mal.
Bipolar en la porfía,
no sabes cuánto daría
por verte siempre contenta,
porque escampe la tormenta
y que fluya la armonía.
Urania, musa racial,
eres la espina y la rosa,
áspera piel, flor sedosa,
bella aurora boreal,
dulce abrazo, vil puñal.
Eres sol al mediodía,
negra noche de agonía,
la que gobierna y regenta,
la que sacia la sedienta
boca de besos vacía.
Arrecife de coral,
apasionada y fogosa,
mis ojos te ven hermosa
reflejada en el cristal
del espejo conyugal.
Preciso tu compañía
cuando eres luz, y la guía
de esta historia turbulenta
que unas veces es afrenta
y es casi siempre alegría.
Comparto este poema, incluido en mi libro “Donde habitan mis musas”, y que se enclava en una serie de poemas dedicados a las 9 musas de la mitología, cada uno en un formato, liras, octavas, romance, soneto…
En este caso unas décimas en las que mantengo la misma rima en cada una de ellas, dedicadas a “mi musa” Urania.