Una vez que se cumplen los setenta

Una vez que se cumplen los setenta
las dudas quedan todas solventadas,
por no decir del todo contestadas
al sentir como el coco se calienta.

Pues cuando uno a la muerte va y se enfrenta,
con todas las propuestas denegadas
y todas las bisagras desgastadas,
salir del precipicio ni se intenta.

Pues nada que nos salve habrá que ver
porque aunque ya nos quiten lo bailado
nos puede ya importar todo un pimiento,

porque nada nos queda por perder
en un mundo de hieles maquillado
por las bondades que se lleva el viento.

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