Deslizada la oblicua
desnudez de tus manos
en la falda entre el tallo
y la raíz
una numerosa sensación
agitaba la hermosa mañana
no sabía si era tercio pelo
o la suave cabellera del unicornio
pero si no me crees
pregúntale a Silvio
y te dirá hasta el color
y el sabor de su brillo.
La razón hizo de las suyas
de vacaciones huyó
no había lucidez
por aquellas caderas
por la frágil locura
de reír bajo la lluvia.
¡Perdona mi falta de cortesía!
las cuerdas de tu cuerpo
le hacían falta afinación
no por bella
sino por la viruta
que ronda en la sencillez
de tu sonrisa,
¡te lo dije!
poco a poco
entraría entre tus ramas
cogiendo la luna
con guantes de porcelana
sin dolor
ni mordaza
tú lo viste
fui tomando la melodía
de aquella noche
que me dejaste plantado
en tu finita morada.
¡Hay lo tienes!
una trova cantada
como esas que te gustan
que te llegan
como una declaración de amor
como el iris de esa vieja mirada.