Una espina

Tu marcha,
una espina clavada
en el fondo de mi ser,
un dolor agudo
que, con el tiempo, cesó.

Creí haberte perdido
para siempre,
pero sigues aquí.
Con los ojos cerrados
en mis noches oscuras,
me susurras al oído,
y me reconforta
el eco dulce de tu voz.

En mis pautas de vida se reflejan
la huella de tu esencia,
tus palabras de amor
y tus reproches.

Sí, te marchaste,
pero sigues en mí,
madre.

8 Me gusta

Ai, las madres… se lo merecen todo! Precioso, compañero.

Muchas gracias! Abrazo!

1 me gusta

¡Así es! Tienes toda la razón. Gracias por comentar. Un abrazo.

Precioso poema! Las madres siempre estarán ahí, en nuestra vida y memoria…
Abrazos, Paco!:rose::hugs:

1 me gusta

Siempre seguirá, hay amores y ternuras que jamás se desvanecerán como el de una madre, sentidos versos!!!:clap::clap::clap::clap:

1 me gusta

María, tienes toda la razón. Gracias por tus palabras.

1 me gusta

Es así, sus recuerdos se mantienen en nuestra memoria. Gracias por tus palabras.

1 me gusta

Muchas gracias por participar en el reto!

image

1 me gusta