Un rayo de sol en el umbral de mi oscuridad y tinieblas

Llegaste a mi vida como cuando
se busca sin buscar, sin ningún afán
mas buscando al azar desprovisto,
que por acertijo tácito e implícito,
del querer sin querer te encontré,
Algo en ti me impacto, cautivada
sin cautivar, algo llamo mi atención,
mirarte y mirarte era un placer extraño
como espulgando d´entre las entrañas,
lo que es bien sabido que la mirada no ve,
porque no se basa en el placer que admira
lo físico, reflejado en los ojos de quien mira,
Sino más allá de lo que se observa
en esas imágenes que hablan sin hablar
cuando tus fotos no te hacen presencia
ni honor al registrarte

Algo me atraía, algo intrínseco, celestino,
Algo que no se sabe que es…

Era tal vez el anhelo de lo que se desea
Más el miedo a lo desconocido
A encontrar lo que se busca
debajo de una magia en halo
como manto que recubre
tu estandarte esfinge
que de las pupilas se resguarda,
más en encanto explícito, se manifiesta.

Que no sabía qué hacer
si seguirte la cuerda o ignorarte
un olor a temor emergía y huir quería
para evitar entre tus auroras enredarme
como futuro ineludible y venidero
pues tu encanto, con aroma expreso…
por tus aires me llevaba
de mi nariz hacia tus terrenos.

Tu magia infinita desbordada
entre cánticos sutiles, vas atrapando;
caballero intrépido que camina
galopando en su caballo
de linaje, sin estirpe ensombrecida
y sin pretensiones, certero, lucido e imponente
de energía que vibra y hala e hipnotiza
al arrojo de tu inmenso abismo.

Te zarandeas entre lo simple y lo sencillo
más tu grandeza innata, magnifica…
en enorme se manifiesta y desborda
en dulzura, comprensión, sutileza;
tacto, suavidad y precisión,
tu mayor estrategia,
vas tejiendo sin tejer,
al azar de tus actos
impávidos distinguidos…
se deleitan, uno tras otro
como eslabones unidos,
cada vez que tus palabras,
llamaban mi atención
en apacible coqueteo,
látigo que golpea certero en anidar
de fuerza insoluta que no se disipa
cual felpa que acongoja en regocijo
tierno, calientito y fuerte como el rejo,
que atrapa en tus aromas,
de conquistador fructífero
de inmediato el recato o el freno
en mis actos se activaba
interponiendo por derecha,
como distancia, la mortal barrera,
mi frialdad se entíbiese
al unísono de tus palabras,
más mi sentir como en cónclave
de forma unánime,
me arrojaban al abismo
del desconocido tú,
no sé si es tu paz,
inmarcesible la que irradias,
y ese azul cristalino
en hechizo que ensordece,
los preceptos
ya muy mal infundados,
prevenida y austera
en mis actos que desfallecen,
al incontenible lamento
de mis angustiados pasos
que descansan regocijantes
en tu inmaculada luz
de destellos que no se esfuman,
permanecen…
a lo largo del sendero impávido y certero,
mil proyecciones que confusas yo veo,
al perderte; sin rastro de tu contacto, al ser yo
quien anule cualquier aliento de comunicación,
alimentada por los vanos miedos,
más la esperanza emerge después…
de varios días de bloqueo,
buscando desaforada aquel rayo de esperanza
y al verte mi esperanza se convierte en aliento,
y digo sí, ¿porqué no? que la vida es simplemente,
vivir los buenos y malos momentos,
que nada me puede hacer daño,
cuando tal vez soy yo quien controlo mis actos;
mi esperanza recuesto en tu regazo…
y le doy libre albedrío de lo que realmente sentí
y lo que quiero, que carajos…
porque no hacerle caso al corazón,
que es quien mejor ve, ¡más que nuestros ojos!
aunque tantas veces su ceguera
en engaños se haga trizas o pedazos,
más tu presencia serena
y tranquila estandarte perfecto
sin esperar nada de parte y parte
tus visos en destellos me atraían
cual luciérnaga sosegada por la luz;
esa paz que emanas, sin tan siquiera saber,
que enzarzas en tus zarzales, mis pensamientos,
uniéndose a ti cada vez con más poder y fuerza;
tu ímpetu majestuoso no dejas de desbordar,
como manantial fluye incesante y audaz
y ante cada ofensiva mía tu desarmabas el arsenal;
con una genuina y muy bien consabida respuesta
porque es tu ser quien responde,
no la frialdad del cazador que depreda
que busca cualquier despavorida presa;

Es que tus comentarios tan acertados
me fueron conquistando, robando risas escondidas,
miradas picaras, apapachos, abrazos desmedidos
de esos que acongojan el alma
que tus ojos nunca vieron; más por escudriñar,
al quererme escapar, más me adentraba,
en la curiosidad de tu ser, apacible ruiseñor sereno
y no es que tus comentarios infalibles,
me mataran de amor, ¡no! pues es un juego,
el del azar en incierto laberinto, el que se escribe…
cautivados ¡si! y enredándonos entre palabras
que se descubren con cada paso, adentrándose en
aquellos caminos que incitan a continuar,
aunque por mas perdido
que se encuentre el destino, en infinito,
todo un caballero auténtico y en automático
y lo digo porque actúas de ipso facto
sin libretos tipificados y escondidos
como Ases bajo la manga en oportuno movimiento,
en estocada final presumiendo de la guillotina,
que va pasando al papayo y en fila india,
plácidamente y por gusto van desfilando al matadero …
más en tu encanto que fluye, esto no es necesario…
redil de trampas de conquista de apeñuscado ganado,
proponerte en estrategias que por arte el engaño,
para ti no son necesarias, genuina reciprocidad de tus actos
y que todo se da bajo el embrujo de tus aplomados pasos.

Bogotá, 23 de marzo de 2021

Sintaxis:
Redil: recinto cercado en el que los pastores guardan el ganado.

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