Un perro ladra…
marcando las distancias
de lo humano
en la noche clara…
fijando la soledad
en la vastedad de los campos,
bajo las estrellas…
tiembla la hierba, alguien camina
y el perro ladra.
¿Quién canta?.. el mochuelo
es quien acompaña
…al que anda, y quien lo escucha …
siente la noche por la que avanza.
Todo es tranquilo, todo es sencillo,
solo las sombras confunden,
acortando las distancias,
agrandando los desafíos.
El ladrido sirve de guía,
es foco sonoro, tranquilidad,
conciencia de camino,
porque el de la noche no tiene huellas
solo ladridos, solo sonidos.
Los ladridos del perro
son como el amparo
de la hoguera, para el frío,
es calor de cercanía,
de vida a la vuelta de la esquina,
un lugar donde acudir
si la duda te quito el rumbo.