Y no era especial,
sólo tuvo el privilegio de creerse eterno
en un momento doloroso
que quebró los sentidos y desató su fantasía por el desierto;
y la risa que despierta aún vive en un relato,
esconde la tilde que enfermó
y detuvo la memoria en las últimas palabras
de aquel otro genio:
“yo fui loco, y ya soy cuerdo”.
Que bello, que sentimiento humilde, humano y de reconocimiento con ese guiño a nuestro más famoso hidalgo que vivió loco y murió cuerdo, precioso, poeta!!
Gracias, Jorge, se lo puedo leer, pero ya no recuerda nada y le cuesta entender… pero sí, sonreiría seguro. Como al hidalgo, siempre le gustó un bonito halago. ji.