Con tu pensamiento de lo más agradable,
como quien va sembrando flores,
aunque sea en un muladar abominable,
insuflando solo bondad y belleza
en todo aquel, y todo lo que te rodea,
con esos tus ojos como soles,
tu mundo será un oasis que embelesa,
un jardín deliciosamente disfrutable.
No existe más belleza que la que pones
ni más bondad que la que tú otorgas
porque eres tú quien hace de tu mundo,
con tus dones, que todo sea una gloria.
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