Un libro es un verso prisionero
que al leerlo es un torrente de
todo: Sentimientos, alegrías y nostalgias.
Sabe de estrella inmaculada, de
ensoñamientos, de luna, de fases
de locuras y fantasías.
No compadece el dolor en su papiro,
es un espejo alado que te lleva a la
agonía sin esperanza o es risotada de
todas las cosas.
Un libro te envicia, te posesiona en su
océano de letras y tiemblas de ansias
en la fragua de la calentura.
Sus hojas van hiriendo el alma, te enamora
entre la aurora y el alba.
Mientras lees un libro sospechas de todos…
y en la media noche, el silencio llena un
enjambre de deseos al soñador bohemio,
que bebe en suspiros las comas y puntos.
Un libro es delicia abierta al amor, un volcán
de efervescencias que deja una huella en el
campo de tu corazón, éxtasis en el alma y
tatuada tu memoria.
Un libro es un manantial de sapiencias
donde encontrarás una imagen
retratada de historias.