¿Seré un hombre de esos que no tienen remedio?
¿Seré ya un alcohólico acaso,
adicto a la poesía aplicada
que la vive antes que escribirla
y que a veces muere en las venas?
¿Por qué las olas golpean
con tanta violencia mis riscos?
¿Por qué hurgan la entraña de los sueños?
¿Por qué avientan su rehilete
de peces de colores, espuma, erizos?
Hay lápidas de amores suicidas en las rocas.
Hay cruces de madera en acantilados.
Aquí vienen a dejar consejo los espantos.
Alguien puso una sirena en mi sofá
en pose de maja desnuda,
con sus piernas escamosas,
una belleza sin sexo,
con sus pechos marinos,
de ola temblorosa.
No tengo remedio…
Sea como fuere…
¡hasta la última gota!
Eso es entregarse a la poesía, amigo.
Esa sirena en tu sofá, esa musa que te convierte en adicto, en un hombre de esos, es magia.
Y aquí estás tú para contarlo así de bonito.
Ojalá, a todos los que nos gusta escribir, no nos llegue nunca el remedio.
Maravilla de final
Agradezco mucho los buenos ojos con los que califica este trabajo mi respetada Walla.
Somos de esos, de los que a sorbos de poesía hasta la ebriedad, hasta la adicción, interpretamos el mundo bajo ese influjo.
Buena tarde para aquel hemisferio!
Yo me curé @JDuque, yo me dejé de eso de estar bebiendo a todos horas todos los días, lo que quiere decir que si hay remedio, lo difícil es encontrarlo. Yo me curé. Ahora bebo nada más en las noches. Bukowski que se las bebía todas y se acostaba con todas dijo alguna vez:
« si ocurre algo malo, bebes para olvidarlo; si ocurre algo bueno, bebes para celebrarlo; y si no pasa nada, también bebes para que pase algo»
!Siga bebiendo que el alcohol lo único que mata es la pena¡ — la matica de la poesía crece más frondosa si se riega con Tekila. — Aplausos.
Cierto mi amigo @ludico1964, dejar la bebida es muy fácil, yo lo he hecho muchas veces y lo sigo haciendo, sin ninguna dificultad.
Lo que ahora empiezo a confundir es si escribir bajo los efectos del tequila es una lucidez recobrada, lo que implica que en mi estado natural de sobriedad mis sentidos andan embotados. En este caso, debo mantenerme ebrio para mantenerme lúcido y desatarantado.
O bien, si el tequila me abstrae de la realidad pero ese estado me permite alcanzar el limbo de la poesía, una supra realidad, entonces, es bueno.
Parece ser que esa tal confusión empieza a dilucidarse concluyendo que todos los caminos llevan al tequila.
Después de esa visión de la sirena en el sofá, vi que dio dos fuertes coletazos y montó en un pegaso azul con estrellas en sus flancos, relinchó atardeceres su rocín y galopó raudo, tratando de huir de mis erectas urgencias masculinas. Entonces yo, Sátiro acostumbrado a perseguir ninfas en el bosque, que monto en mi unicornio y junto a la jauría de lebreles que se materializaban desde un libro de poemas, me adentré persiguiéndola por el oscuro bosque del espacio sideral, mis mastines ladraban cometas y meteoritos mientras yo iba dejado un reguero de vía láctea.
Imagínate, estoy mal mi querida @ARTEMISA.POEMAS, estoy muy mal.
Nuevamente tendré que pedir consejo a mi amigo @ludico1964. Esto no mejora.
El hombre es aquel animal que tropieza siempre en el mismo lugar… Creo que sí, que seras o seremos uno de esos sin remedio.
Tu poema arropa desde la primera línea y continua la lectura y aparte de embriagarnos los sueños nos poeseen…
Felicitaciones por ello!
Leyenda de Artemisa ( o Diana. Diosa de la caza y los bosques).
En una ocasión, Artemisa se encontraba tomando un baño en el bosque agora en compañía de su coro de ninfas, cuando el príncipe y cazador tebano Acteón, que pasaba por allí, la vio por casualidad.
Las ninfas lo descubrieron y corrieron a ocultar a Artemisa. Esta se disgustó tanto por haber sido contemplada desnuda que salpicó con agua al rostro de Acteón, transformándolo en un ciervo e incitando a sus propios sabuesos a que lo atacaran. Estos lo destrozaron sin saber que el ciervo al que daban caza era su propio dueño.