Un hombre
de alma negra
colgando de un árbol
rompe la cuerda,
En lengua de otros dioses
baja a pedir el pan
con el sudor del primer ser
en la luna.
Adán hizo una creación
En la tierra;
quiso Caín perdonarme
sin importar la piel;
tengo negro el corazón
y mala fe;
mi espíritu salvaje es de este reino.
Hubo
en el campo esa persecución,
y la muerte fue
tan violenta conmigo
que Eva soñó otro Edén.
Pequeñísima Lilith entrégame mis demonios
y un poco de tentación;
no me perdono
al estricto
escrutinio de mis defectos.
La ley de Dios es así,
a mí
me dio inmortalidad.
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Me parecen realmente bestiales estos versos. No existe gravedad capaz de domarlos, ni necesidad.
Es difícil partir de tus luces y sombras, pero haces vibrar al lector cuando te lee y eso amigo, no es fácil, consigues descoyuntar su ego sedentario y heredado, necesita abrir otros caminos para estar contigo.
Bravo por el poema y como poeta.
Saludos
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Excelente, Martín. Aplausos y buen viernes …santo
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Grande, Martín.
Esa forma de escribir tuya es muy especial
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Parece que Dios había leído a Lacan para el momento en que creó a Eva, pero Adán no había leído a Freud el día que dios se la ofreció como compañera, quizás por eso se reconoce a si mismo en Eva «huesos de mis huesos, carne de mi carne»— Aplausos @martinrenan24 . yo también tengo alma negra.
Fantásticas las imágenes que reflejas en tu poema…intensos y casi apocalípticos.
Tus escritos tienen siempre mucha fuerza…
Saludos, amigo!