Cuando subís a lo más alto,
a la más soberbia montaña
y ves el precipicio, y con él
los secretos más divinos,
de inmediato querés bajar
al pantano más fangoso,
a la choza más humilde
para simplemente dar
un granito de tu virtud,
un fragmento de tu alma.
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Excelente y clarividente poema.
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Entre la cumbre y el abismo, entre lo divino y lo profano se encuentra los mejores versos, como los tuyos. Un gusto leerte. Saludos cordiales.
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Muchas gracias por tu comentario. Saludos