Fueron tres semanas de lo más movidas, la verdad. Todo comenzó con un cuerpo descuartizado en un sucio callejón; algo espeluznante, os lo aseguro. Ella –de nombre Alicia– sabía cosas y alguien no quiso que hablara. Una amenaza anónima me condujo a un delicado asunto, con razia incluida, y al asesino: un sicario de mala estofa. Desafortunadamente llegué tarde y le encontré degollado en su bañera. Alguien se me había adelantado. El caso se complicaba.
La segunda semana parecía comenzar de forma apacible pero se enredó de manera súbita: primero un motín en un garito, la tapadera de un supuesto tongo en las carreras con un caballo matungo; y, para rematar, el secuestro de una ‘muñeca’ rubia, Marta, amiga de Alicia.
El martes de la tercera semana hallé a Marta. Muerta en su estudio: le habían taladrado el cerebro con unos pinceles. Horrible. Pero había logrado escribir ‘diario herrera’ en su brazo y con su propia sangre.
¿Y ahora? Sólo tenía una pista, y no la desperdicié. Removí Roma con Santiago hasta que, en el aljibe de la mansión del mismísimo presidente del gobierno Herrera, hallé papeles incriminatorios y, sobre todo, su diario personal –aunque mejor sería llamarlo manual–, que le inculpaba de pederastia. Sí, ¡menudas tres semanas!
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Buen relato, Luis! Muy interesante, te atrapa su intriga… El primero que te leo y no es un haiku 
Que por cierto son preciosos! Un abrazo!
Muchas gracias, María. Como he puesto en mi bio suelo escribir haikus, cuentos y microcuentos, para lo demás estoy aún muy verde 
. Me alegra que te gusten.
Interesante relato, Luis. ¡Saludos! 
Muchas gracias, Alex.
Buenismo relato! 
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