Un cuerpo extendido en el suelo, sin vida, notando el frío del esfalto de una tarde de febrero.
Sangre a su alrededor, mientras los demás lo ignoran, pasando sobre él, rodeándolo.
A nadie le importa, nadie suelta ningún grito ahogado, nadie necesita consuelo después de presenciar semejante imagen.
Es solo un cuerpo extendido en el suelo,
que un día nació pensando que iba a correr libremente por la hierba, imaginando una vida perfecta junto a su familia.
Es solo un cuerpo extendido en el suelo, al que un día decidieron no ponerle nombre y dejarlo en mitad de una carretera, porque ya no lo querían, porque a veces, los humanos son más animales que humanos.