Me cruzo con tus palabras,
aquellas que el viento no toca.
Y me atrevo a escribirte como nunca antes.
Yo sé de tus miedos y sé de tu enfado.
Y sé que la vida no te ha dejado ver el sol,
pero mis versos son tus versos
porque en ellos te presto mis manos.
Si el poeta no regala sus poemas,
si los poemas no regalan su dulzura…
vaya la poesía a morir
donde la luz no la vea.
Escribir es el oficio de amar sin que te amen
de ayudar sin esperar un instante de agradecimiento.
Esta es la vocación de servir
a quien muchas veces no quiere ser servido.
Esta es mi pena y va conmigo adonde voy
como mismo van mis versos,
guardados en el rincón que todos tocan
pero que nadie ve.